El Metro por el Zaidin.

La línea del metro no es demasiado alargada, pero converge con el denso tráfico rodado, en intersecciones que auguran la colisión. No es fácil adivinar esa aversión al soterramiento en los puntos más conflictivos del trayecto. Tal vez la claustrofobia de unos sea la agorafobia de otros, y como decía Aristóteles, la virtud está en el término medio. 
Técnicamente, todos los expertos independientes parecen coincidir en que es más práctico y económico soterrar el metro ligero, al menos en esos lugares del trayecto, donde cruza con autovías, calles de gran capacidad e intersecciones con densas carreteras secundarias.(Vg. Carretera de Jaén, Constitución-Andaluces,  Zaidín, Nevada, etc).

Permítanme que servidor, sin ser  ingeniero de caminos, guiándome por el sentido común, que es el menos común de los sentidos, piense en las bondades de un metro soterrado.
Lo primero es reconociendo que no estamos mentalizados, como en otros países, para tener un metro que no sea soterrado. Al fin y al cabo, si no es ahora lo será luego.  El sentir generalizado es que, ya que estamos soportando las obras, aprovechen para realizar una infraestructura a largo plazo.
Y el reloj sigue sin parar camino al milenio...Y el milenio se irá y otras nuevas promesas vendrán.

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