A un año de las E-2011.

Dentro de poco más de un año se celebrarán elecciones locales en toda España. Este último mandato ha estado salpicado de corruptelas en municipios importantes y de sospechas en algunas diputaciones. Sobre todo en ciertos territorios insulares y mediterráneos. Estos cuatro años se han caracterizado también por la llegada de nuevos fondos estatales. Estos fondos, más conocidos como los del Plan E, han cambiado el aspecto de algunas calles y edificios de nuestra geografía. No es que hayan representado grandes avances, pero las empresas adjudicatarias, salvo insolvencias puntuales, se han embolsado un buen dinero. Justo el dinero, que les ha ayudado ha soportar estos meses de recesión.
Al final, la administración no siempre escrupulosa de los recursos, ha derivado en la continuidad de los déficit municipales. El ajuste presupuestario, hoy en día, obliga, entre otras cosas, a revisar los salarios de nuestros alcaldes. Por ello, ya se vislumbra una reforma de cuantías máximas en función de la población.

Ello, porque como el salario de los ediles se establecía de forma plenaria, en ciertos Ayuntamientos se llegaban a unas cifras ciertamente disparatadas. Son esas cifras las que atraen al sufragio pasivo y la inmovilidad del que tenía cargo retribuido. De manera, que como es imposible la entrada en los partidos tradicionales, aparecen nuevas candidaturas por doquier, llenando de colorido las campañas y aportando todo tipo de propuestas. El salto del panfleto a la web es cada vez más notorio, incluso en pequeñas formaciones. Nuestros políticos comprueban la influyente comunicación cibernética.
Estas elecciones del 29 de Mayo de 2011 serán representativas del voto inmigrante. Un nuevo cuerpo electoral se une al tradicional, lo que dará lugar a un nuevo abanico de demandas. Por primera vez se presentará un partido islamista (el PRUNE) y es seguro que otros colectivos formen sus candidaturas, allí donde puedan tener éxito.
En rigor podemos concluir, que las candidaturas deberán esmerarse ante la creciente competitividad de las lizas electorales y la exigente balanza de los ciudadanos.

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