Los recortes provocarán otra crisis.

Decían interés de Estado, cuando quisieron decir: el estado de mis intereses.
Estamos tomando la mala costumbre de poner en cuestión los derechos de los más humildes y pasar por desapercibidas las obligaciones de quienes más acumulan. Cierto es que muy pocos hoy creen en la misericordia y muchos menos, los que la practican.
Muchas personas ponen hoy en juicio el ejercicio del derecho de huelga, hasta el punto de querer limitarlo e incluso suprimirlo. El precio para su institucionalización fue elevado. Buena cuenta dieron de ello los movimientos sociales y los antiguos partidos de corte obrerista. En España esta regulado -RD 17/1977, de 4 de marzo- como medio de presión de los trabajadores a su empleador o incluso al gobierno (huelga general).
Esta figura, que supone una cesación en la prestación de servicios no es un incumplimiento por parte del trabajador.Incluso no siempre se paraliza totalmente la actividad, porque existen los llamados servicios mínimos. Os digo que es un derecho individual para ejercer un derecho colectivo.
Como sabe, la concurrencia a este tipo de jornadas es cada vez menor por la gran precariedad de los contratos de trabajo y el consiguiente temor de ser despedido, en su caso. Por tanto, es un medio de presión a medio gas cuya garantía depende de la eventual asistencia de piquetes informativos, ciertamente descalificados por quienes más patrimonio o menos solidaridad poseen.
El derecho de indemnización por despido, que se percibe en el finiquito, ha sido ampliamente reformado en detrimento de la seguridad contractual de los trabajadores. Contra lo que se pretendía se ha generado más temporalidad y más desempleo. Por tanto, concluimos en que fue una inventiva para abaratar la decisión de despedir.
Otro derecho puesto en cuestión es el del auxilio al desempleado en caso caer en esa fase de la relación laboral a la que han denominado “paro”. Las prestaciones contributivas son un derecho del trabajador, aunque sean criticadas. Las otras sostenidas por el erario público permiten sobrevivir a esta clase de trabajadores- en periodo de stock-. Estas últimas se irán eliminando.
Tras la reunión del Presidente del Gobierno con los que materialmente mueven los hilos del poder (empresas del IBEX) se ha apretado un poquito más la tuerca suprimiendo el PRODI. Esto es, la mísera ayuda de los 426 euros.La consecuencia es que se deja en completa desprotección a un elevado número de personas. Todos pensaremos si los Reyes Magos se acordarán esta navidad de esos niños cuyos padres no tienen empleo. La cuestión no es el ajuste del presupuesto familiar, o los regalos navideños. El auténtico problema es que al no haber líquido monetario se les condenará a la exclusión social.
El Gobierno quiere solucionar el asunto creando nuevas agencias de colocación privadas, en vez de reformar las políticas activas de empleo y los servicios públicos de colocación.


Los recortes sociales generan más crisis.
La cantidad de personas que se adscriben al lumpen es directamente proporcional al recorte de derechos sociales. El recorte de derechos sociales crea distancias sociales y es esa desigualdad la que nos llevará otra vez a otra crisis.
Prestigiosos economistas de la nada sospechosa Universidad de Hardvard han demostrado que la desigualdad es el factor fundamental para que se dé la crisis. Los dos momentos de mayor desigualdad en Estados Unidos fueron 1928 y 2007, justo la antesala de los crash que han llevado a las peores crisis contemporáneas conocidas. La serie temporal es más detallada y coincide el fenómeno en el resto de crisis dadas.
No es necesario ser un prestigioso catedrático para saber que los países de mayor equidad y bienestar social son los primeros en salir de la crisis: Países nórdicos, Australia, Canadá, etc.
Si el gobierno actual cree que asumiendo el programa de la desigualdad puede reparar la herida de nuestra economía se equivoca de manera palmaria. Es evidente que el actual Presidente ha entregado de facto la vara de mando que nunca tuvo. Digamos que ha puesto la alfombra de la Moncloa para que entre laureado el Sr Rajoy Brey. Eso sí, realizando desde su peculiar socialdemocracia las políticas impopulares que corresponden a gobiernos neoliberales o conservadores. Si el índice de sufrimiento macroeconómico (desempleo+inflacción-crecimientoPIB) es muy elevado, el grado de sintonía con la población esta bajo mínimos.
A usted, amigo lector, podría consolarle con: “al menos nos queda la ilusión de ganar un premio en la Lotería”. Pero excúseme, porque incluso el rentable organismo de loterías se privatiza.

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