Hipótesis: Superaremos la crisis.

Cuando todo iba sobre ruedas, todos andábamos ráudos sin darnos cuenta la calidad cardiopsicológica del amigo, del jefe, del empleado, del vecino o del frutero. Ahora, en este "lacrimarum valle" donde unos chicos encorbatados nos han metido es cuando debemos parar y poner el cedazo de las relaciones sociales.
Si la crisis se prolonga es por que atravesamos un difícil camino de cambio de mentalidad. El cambio en la manera de pensar no es sólo económica o política, es sobre todo social.
Para ganar hay que repartir. Para alcanzar las manzanas alguien nos va a tener que poner la escalera, o al contrario. Todo será cuestión de un justo reparto. Habrá que ser más modestos, más cuidadosos, más lentos. Es decir, corredores de fondo. Porque los sprinter se quedarán ahogados a la vuelta de la esquina. Eso es lo que por ejemplo, le pasará a Álvarez Cascos, que se hartó de poner la escalera. Pues bien, ahora tendrá que buscarse las pomáceas subiéndose el sólo al manzano.
El despido no es tan barato. Muchas empresas piensan que, tras la reforma laboral, despidiendo a sus empleados se quitarán un peso de encima. En realidad, cuando estos empleados son buenos, están brindando su certificado de defunción a la competencia. No sólo se va el conocimiento, sino que se pueden revelar clientes, las estrategias, y eso, amigos míos, es letal.
Otros departamentos de personal son más torpes. Practican el mobbing con tal de no pagar el finiquito. Con esto, se pierde toda confidencialidad, se inician procesos judiciales interminables, que dañan muy seriamente la imagen de la empresa. De manera que para recortar en personal, hay saber optar bien y hacerlo con más cuidado.
Las personas son valiosas. Ya no se trata de que el cliente sea agasajado. Ahora, hay que conocerlo, serle sincero y practicar un pacto de fidelidad mutuo. Para esto, el servicio debe ser de gran calidad. Igual ocurre con los demás: con el amigo, con el vecino, con el compañero de clase. Más vale un amigo bueno que cinco malos. Más vale un cliente fiel que cinco veletas.
El riesgo de cambiar. Es tiempo de ser creativo, de ofrecer cosas nuevas, de renovar la pasión, la amistad. Es tiempo de buscar nuevas maneras de informarse, de pasar el tiempo. Es hora de más filosofía y menos márketing. Para marcarle un gol a la crisis no podemos jugar del mismo modo, hay que cambiar la posición, la estrategia. Alguien dice que la crisis puede ser una oportunidad. No, la crisis es un riesgo porque con ella se puede crecer o todo se puede ir al traste.
Es un riesgo que hay que asumir. Como el león que defiende a su manada sin importar lo que pueda ocurrirle.
Yo no tengo ni idea de cómo superar la crisis. Pero si tengo que ver la correlación entre las causas y los efectos, aplicaría todo lo que he escrito: aún a riesgo de equivocarme.

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