España sigue enferma.

Más de 11 millones de españoles se quedaron ayer sin votar. Y de los que lo hicieron, un millón de ellos votaron en blanco o en nulo, duplicando porcentajes de citas anteriores. Los medios de comunicación no han advertido que sus analistas (sin habilitación para ello) se dedican a desgranar datos derivados de un sistema electoral plagado de irregularidades.
La primera es la corrección D´Hont y la alta barrera del 5% que ha dejado sin representatividad a miles de concejales de partidos minoritarios en toda España. La segunda, es el hecho de contabilizar como válido votos de partidos que tenían algunos de sus candidatos tachados. Y la tercera, la campaña que con criterios de “tábula rasa” debería permitir con igualdad el reparto de espacios a todas las formaciones en liza.
Una de las irregularidades más sorprendentes es la permisividad del sufragio pasivo de personas imputadas, como los casos Gürtel, Malaya o ERE´s. 
Los votantes han premiado a los delincuentes, lo que revela cierta toxicidad en la capacidad reflexiva de muchos de ellos o efectivamente, una pérdida de valores insospechada. Curiosamente buena parte de los miembros electos del corpus electoral son de comunión diaria. Deberían por tanto acordarse de la gravedad del séptimo pecado. Sin embargo, me da que en las homilías de las jornadas de reflexión y votación se emiten mensajes bien diferentes, porque hay santos que no son de su devoción.
Nosotros, los ciudadanos, somos los que tenemos que luchar para cambiar este novecentista sistema de las cosas. No se trata de cambiar la Pepsi sin gas por la Coca Cola caducada, sino toda la máquina de bebidas. Así podremos también beber cerveza, agua, zumo y café. 
Las plazas de nuestras ciudades nos esperan para ganarnos el futuro que los partidos dinásticos nos quieren robar, por imperativo de sus representados: la banca y las multinacionales.
Yo he visto llorar a mujeres con niños pequeños que les quitaban la casa por no poder hacer frente de su hipoteca y además todos los meses un 30% de su salario. He visto a personas mayores malvivir con una mísera pensión. A economistas durmiendo en un cartón por las noches. No, no podemos decir que una vez escrutado el voto que ellos dicen válido, está todo resuelto. Porque el futuro nos lo han ido robando sucesivamente. Debemos darnos cuenta de las cosas, tener más empatía y sentir que aún somos dignos para defendernos de esos capataces.
¿Miras este Gigante corpulento
Que con soberbia y gravedad camina?
Pues por de dentro es trapos y fajina,
Y un ganapán le sirve de cimiento.
Con su alma vive y tiene movimiento,
Y adonde quiere su grandeza inclina,
Mas quien su aspecto rígido examina
Desprecia su figura y ornamento.
Tales son las grandezas aparentes
De la vana ilusión de los Tiranos,
Fantásticas escorias eminentes.
¿Veslos arder en púrpura, y sus manos
En diamantes y piedras diferentes?
Pues asco dentro son, tierra y gusanos.
(Fco. de Quevedo)

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