España tiene una prima alemana de alto riesgo.
No es rubia, alta y con los ojos azules sino una especie compensación a la imprudencia de prestar dinero a las entidades de nuestro país.
Ayer, cuando celebrábamos el aniversario del título futbolístico del Mundial, la dichosa prima se disparó.
Cuando un portugués o un italiano tienen un resfriado se supone que contagia a un español. Piensan que somos iguales, y de este modo, nuestros colegas del norte nos insultan con el calificativo de países PIGS. No estamos en la Champions Ligue de la Economía, pero tampoco eso quiere decir que no nos importe un pepino lo que piensen de nosotros.
Lo cierto es que los fondos de inversión están jugando al póker y metiendo presión a Portugal, Irlanda, Grecia y España. Al banco Citi, Bank of America, JP Morgan, Goldman Sachs, UBS y al Deutsche Bank no les importa que caigan estas economías nacionales negociando con productos de auténtica ingeniería financiera. Mientras tanto, el crédito no fluye y la economía sigue ralentizada, lo que nos hace pensar si es hora o no de romper la baraja.
Ya lo dijo Warren Buffet: “La guerra de clases existe, es un hecho, pero es la mía, la de los ricos, quien lleva a cabo esta guerra y la estamos ganando.”
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