Reformando la PAC

¿Cómo cambiará la PAC nuestro medio rural?.



La voz única de España aparece cuando juega la selección o cuando se reforma un sector estratégico de nuestra economía. En Europa, esa voz se materializa en la férrea oposición al pago único por hectárea sin tener en cuenta otras realidades del cultivo. Lo cierto es que esta reforma, que era esperada, llega en una coyuntura difícil para el campo español.
Las subvenciones han permitido vivir dignamente a muchas personas y han frenado la despoblación de muchos núcleos rurales.
Ahora, se perfila una economía agrícola más competitiva, porque los nuevos países comunitarios también quieren recibir su cuota parte del pastel.
Nótese que mientras ciertos productos agrícolas siguen estando en el mercado de futuros (se especula con sus precios) y existe una costosa cadena de intermediarios, los agricultores van perdiendo poder adquisitivo. Este año, por poner un ejemplo no han podido desgravarse ni el gasóleo ni los fertilizantes, y han tenido que competir con productos extracomunitarios, como el tomate marroquí.

Como se aprecia por las propuestas, a partir del 1 de enero de 2014 los agricultores y ganaderos que no hayan mejorado su productividad o sus canales de comercialización lo tendrán un poquito más complicado. Una solución sería un cooperativismo transparente entre todos ellos.
La Comisión quiere una tarifa plana, por la que pague sobre todo por hectárea cultivada, sin importar los perjuicios o beneficios al medio ambiente, beneficiando a la agricultura extensiva, sin importar lo que se cultive ,que realmente se base con el trabajo activo de los agricultores y con unos límites a las ayudas por agricultor (hasta 300.000 €).
Con esta PAC se puede dar un exceso de oferta de un producto determinado y un defecto de los demás. Por tanto, se debería primar la variedad del cultivo y asegurar así la cadena alimentaria.
Igualmente, la duquesa de Alba, por ejemplo sólo podría obtener 300.000 €. Pero mantendría los 2 millones de euros que percibe de Europa, si reparte las tierras entre sus hijos y nietos.
Como ven, nada que ver con los 426 o 570 euros que recibe un jornalero por la renta agraria. Pero eso sí, mientras la duquesa podrá tener trucos para seguir cobrando los millones de euros, el jornalero no sabrá si podrá trabajar más de 35 días al año, porque el sector se verá gravemente perjudicado.

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