De la democracia griega a la plutocracia centroeuropea

Grecia no puede pagar su deuda. Se le ofreció una quita a cambio de realizar ajustes en su gasto público. Lo que ocurre es que llevan tantos ajustes, que su primer ministro Papandreu ha concluido que sea el pueblo helénico el que decida. No debe extrañar que ocurran estas cosas en la tierra de Pericles.
Algunos bancos, sobre todo franceses, se dedicaron a jugar al monopoly con la deuda mediterránea. La de los países PIGS como cariñosamente nos llaman desde el eje Londres-París-Berlín. Ofrecían grandes rentabilidades con sus bonos a 10 años, y ahora cuando estos Estados tienen serias dificultades para pagar todos se lamentan.
La previsible quiebra de Grecia se llevará por delante al líder del PASOK y quizá la de algún otro primer ministro europeo. Si no lo hace el parlamento, lo harán los militares por la presión del poderoso caballero Don Dinero.

Entiendan que el mundo deja de ser un conjunto de Estados. La multinacionales se erigen como verdaderos actores internacionales. Como contrapeso (juego de "cheks and balance" de todo sistema político) aparecen insólitos grupos de presión. La presión educada y la amenaza inconsciente que nos ofrecen son el germen de la compulsión que los gobiernos ejecutan.
En ese estado de cosas el Derecho Público cede ante el empuje del iusprivatismo y con él la garantía a estar seguros bajo el orden la norma. Es más, esta espiral de agresión comienza por el Estado del Bienestar y de no detenerse finaliza con el dilema del Estado de Derecho.
El agua del pensamiento indolente va moldeando la roca para que nos conformemos con la caverna. Hemos aprendido a desistir y a poco que nos dejen, aprenderemos a renunciar. Pudo hacerlo Pericles cuando Tucidides le acusaba de derrochador, pero aquel arguyendo y dando todo de sí le infringió una gran derrota.

Comentarios