Estación de Metro busca padrino.

El patrocinio de Sansumg de la Estación Sol con su Galaxy Note desata el ingenio en twitter.

La publicidad es una excelente fuente de financiación de muchas de las actividades que nos gustan o necesitamos. Es lícito que cualquier empresa intente vender cuanto más mejor, pero quizá la opción sea buscar la calidad frente a la cantidad, ya que podemos estar cayendo en el error de conseguir el resultado contrario al buscado.

Eso es lo que ocurre con la llamada publicidad invasiva. Un ejemplo muy reciente es el apadrinamiento de estaciones de Metro. En la mañana de ayer, los viajeros de Sol se encontraron con el nuevo nombre de la Estación: “Sol Galaxy Note”.
Esta práctica, que es ingeniosa para unos y esperpéntica para otros, desató ayer Twitter a través del hastag #estacionespatrocinadas. El renombramiento de la estación dio lugar a la chanza.
Los nombres propuestos por los twitteros:
 “Pan Bendito Bimbo”, “Chuecapics”, “Corporación Dermoestética Ópera”, “Bankia de España”, “Chorizos Moncloa”, “Príncipe Pío de Beukelaer”, “Vicks Álvaro”, “Lavapiés Devorolor”, “El Pozo jamón cocido”, “Islas Filipinos”, “Rajoy Callao”,  “Príncipe Pioneer”, “Guzmán el feo, el bueno y el malo”, “Audi Cuattro Caminos”, “Estrella Damm”, “Delicias de Pescado Findus”, “Estación Las 13 Rosas”, “Avenida de American Express...

    
En principio, esta medida como sistema para financiar las estaciones no afecta a ningún derecho de los viajeros. El problema mayor es para quien las patrocine, porque pudiera ser contraproducente. 

Lo cierto es que sería mala praxis comenzar por las estaciones de metro, y seguir por otros espacios públicos como nuestras plazas y calles. 

En definitiva, habrá que tener cuidado de no mercantilizar todo cuanto pueda nombrarse, porque hay que reservar un espacio a la historia y a la conmemoración, procurando una unidad identitaria en aquello de lo que todos somos partícipes.

 

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