Dinero o responsabilidad.


España no necesita dinero, sino inculcar el sentido de la responsabilidad. Sin esto último, no aflorará lo primero.

Como si fuere un truco de Copperfield el dinero parece haberse evaporado. Los gestores públicos quieren buscarlo en lugares teutones a un alto precio sabiendo que los técnicos de Hacienda ya contaron que lo que ha desaparecido son unos 50.000 millones de euros. En este sentido, en marzo se aprobó una cómoda tributación, lo que dio en llamarse la amnistía fiscal. A día de hoy, sólo han aflorado 50 millones de los 2500 previstos.

Esos grandes hacendados, con capital en el extranjero, no tienen voluntad para echar una mano al exhausto erario de todos. A contrario sensu evaden el capital hacia paraísos fiscales o proyectan ínsulas de exención en la piel de toro.
Esto mismo ha ocurrido con las reformas laborales, que en vez de crear empleo lo han destruido. Pues el problema no es que haya tal o cual ley. El asunto primordial es exclusivamente pecuniario y tiene al menos una cifra: 50.000 millones de euros.
No sé si esta sociedad es mejor o peor, pero está perdiendo a sus más lúcidas mentes que tienen que marcharse al extranjero a buscar un puesto de trabajo. Todos sienten que el cenit de las conquistas sociales ha pasado página y que cuando vuelvan quizás nos encuentren como un retrato de Robert Kappa.
Lo que aquí quedamos sentimos que quienes nos representan –todos sin excepción-  son inmisericordes con los más débiles y dados al capricho de reservarse un cómodo lugar para el futuro. De todos modos, las épicas siempre las escribirán los vencedores y toda esa injusticia cometida será “pecata minuta”.
Sin ese dinero, la vida seguirá, pero de otra manera y con menos oportunidades. Aprovéchalas.

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