Evitemos los desahucios.



Uno de los grandes problemas de estos tiempos es el derivado del impago de préstamos hipotecarios, lo que conlleva si no se remedia antes al desahucio. ¿Cómo evitarlo?.


La reciente muerte de un hombre en Granada, tras suicidarse antes de producirse el lanzamiento judicial de su vivienda, ha puesto en el punto de mira esta cuestión. 
Se estima que a día de hoy afecta a unas 510 personas al día. De ahí ese informe, luego guardado, del Consejo del Poder Judicial.
De tal modo, que es urgente poner solución a este tema. De ahí, estos consejos:
Lo primero que el prestatario debe hacer, al menor síntoma de morosidad, es dirigirse a su banco o caja de ahorros y tratar de buscar una salida. Como por ejemplo, obtener un periodo de carencia para que sólo cobren los intereses.
Si lo que nos resta de amortización no es mucho, también se puede intentar la subrogación de la hipoteca. Esto es, buscar un préstamo más asequible en otro banco.
 Si ni lo uno ni lo otro fue posible, queda la venta de la vivienda para poder abonar lo que reste de préstamo y los gastos inherentes a la cancelación.
La última solución es solicitar la dación en pago. Esto es, que el banco perdone la deuda mediante la entrega de la vivienda. A día de hoy esta buena práctica no es más que un brindis al sol y no suele concederse.
Si nada de lo anterior tiene efecto, sólo queda un truco. Consiste en registrar un contrato de alquiler a nombre de otra persona, por un importe asequible. De esta manera, cuando el banco quiera ejecutar deberá soportar el alquiler y sólo podrá cobrar, salvando las cuantías de responsabilidad personal, la renta establecida en dicho contrato. Eso sí, esto debe hacerse previa anotación de embargo. Por eso, es conveniente que lo consulte con un profesional.

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