En la mañana de hoy se ha acordado que las Pymes
españolas puedan financiarse con dinero de particulares del país de las
salchichas. A mí me suena esto a subprimes alemanas que hipotecarán el futuro
de los trabajadores por cuenta propia.
El objetivo parece ser la creación de empleo. La
bondad del proyecto nos dibuja un escenario donde un alemán pone dinero para un
joven español que quiera montar una pequeña o mediana empresa. Las preguntas son
¿A qué precio? En cuanto a la fórmula ¿Será como la del dinero que nos prestaban antes para las hipotecas? Y sobre todo, ¿Seguirán imponiendo a nuestra economía el austericidio, o sea que trabajemos para ellos y no gastemos ni un real?.
La idea se ha lanzado en Loja, que a diferencia de
lo que dijera la reina Isabel no es una flor entre espinas, sino que las
espinas han ido a visitar la flor. El actual ejecutivo teutón y sus acólitos.
España no necesita esa fórmula teutona, sino
otras medidas estructurales que alivien la carga fiscal y social a las pequeñas
y medianas empresas, ya que no hay ningún alma de la cosa pública que quiera
aprobar y conceder ayudas a los emprendedores.
El otro día un emprendedor me trajo una carta de la Junta de Andalucía en la que básicamente le argüían que no le daban la ayuda
al autoempleo porque no había consignación presupuestaria. La cosa tiene
bemoles.
En un bar escuché el otro día, "entre la gente que
se va al extranjero y la que se está muriendo por los recortes aquí no va a
quedar ni el apuntador". No sé el grado de alcohol que debía tener el individuo,
pero ya se sabe “in vino, veritas”.
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