Los administrativistas y un mismo sueño.


El asesoramiento administrativo complementa la inagotable fuente de normas y teorías derivadas del Derecho Público (administrativo y tributario) con el estudio neutral de las estructuras administrativas.
Esta última tarea les corresponde a los politólogos administrativistas, mientras que el debate teorético de las normas corresponde a los juristas administrativistas. De tal modo que su hermanamiento es incuestionable y su colaboración mutua imprescindible, por las siguientes razones:

-Para la mejora de los procesos administrativos y un tratamiento más adecuado de las normas a una realidad cambiante.

-Para la preparación de protocolos especializados de actuación, gracias al diagnóstico previo de estas estructuras, que permitan adaptar el “modus operandi” del asesor al caso concreto.

-Para el tratamiento global del procedimiento administrativo que no acaba en la vía administrativa sino que puede seguir su curso a través del iter contencioso-administrativo.

-Para la interpretación que, por mor de la frecuente “vatio legis”, lleva a descubrir unos códigos no escritos de conducta y si me apuran incluso una serie de circulares internas de la Administración, condicionantes en buena medida el sentido de un determinado acto administrativo.

Todo ello se resume en que una sociedad cambiante y altamente competitiva requiere una mejora de las técnicas, también las del asesoramiento administrativo y en esa tarea deben aunar esfuerzos todos los administrativistas.

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