La primavera y sus frutos.

El fin del año pasado y el comienzo del presente nos obsequió con lluvias, quizá en exceso. Esa lluvia ha colmado nuestros embalses, ha descubierto inexcrutables vías por donde el agua puede circular y se ha congelado transformándose en nieve copiosa algún día de Enero y Febrero.
En Marzo se observaron vientos de gran profusión, que desmembraron árboles, muros y techos de los lugares donde se hayaban plantados, levantados o adheridos.
Sólo el junco permaneció en su lugar, en los agrestes campos de nuestro pais. Bajo la tierra, aún quedaban en plena hibernación el topo y el conejo, quienes ahora salen a los verdes prados para alimentarse.

Desde el pasado domingo se inaugura el tiempo de la fiesta popular, que se prolongará hasta el fin del verano. En las plazas arrulla la gente, sea en la tienda, en la terraza del bar, superando así las estrecheces de antaño. Mientras en un estadio superior, indiferente a la ley y al procedimiento, se libran batallas judiciales que revelan losmimbres del sistema. Un sistema que mientras más se edulcora, más amarga al paladar del común ciudadano. Se destapan por fases, los anclajes de las redes corruptas e indemnes, se da pábulo a la acusación nacionalsindicalista, mientras al burro se le coloca una inmensa orejera. Por suerte, vendrá la primavera que le colme de goloso alimento.

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