Calle Real

 


 

La calle Real se llama así por algo. Antes se llamó López Cáceres, mucho antes calle República, pero su nombre de siempre es el de ahora, calle Real.

El suelo adoquinado a finales de los 70 bajo la dirección del ingeniero Antonio Rubio Murillo aún permanece y ha sentido el rodar de miles de vehículos y el transitar de todo el pueblo. Y es que es calle Real porque es calle de paso. Los que hemos acompañado a nuestros seres queridos rumbo a poniente, bien que lo sabemos.

Pero más allá de esto, también es calle ancha y de deleitosa estancia, porque alberga una rica historia. Una historia cuya huella aún permanece, a pesar del rico patrimonio perdido.

En el número dos hay una bella fachada de grato recuerdo, con dinteles de granito en puerta y ventanas.

Podemos ver también, en la acera de enfrente, la casa donde moró hasta su fallecimiento el cronista Esteban Márquez Triguero, que creó en la calle Mudo, la Posada del Moro.  Junto a ella, unas grandes puertas de chapa rememoran el pasado de la compañía ALPEA.


 

En ese recorrido ascendente llegaremos a la majestuosa casa del 25. El dintel es un arco conopial reposado en sendas columnas de granito. Es curiosa la pequeña ventana central que apoya sobre el mismo.  Los que saben de esto dicen que data del siglo XVI  y  puede enmarcarse dentro del arte gótico.  Cuenta la leyenda que dentro hay un pasadizo subterráneo, que llega a media calle, y que ahora se utiliza como bodega.

Y una vez llegado al cruce de la carretera de circunvalación, si echas la vista atrás observas una bella estancia, con la calle del Pósito, que aún es Jesús, al fondo.

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