"Si haces el bien, mira a quién lo haces, y tus favores no habrán sido perdidos." Eclesiástico 12
Guárdate de los que mucho hablan y poco hacen. De los que someten a juicio tus actos sin procurarte el remedio. De los que te brindan un elogio sin contenido. Te halagan, sin saber porque lo hacen. O tal vez sí pero en sentido puramente crematístico.
Guárdate de ellos y no los imites. Pues hacer es la mejor manera de dar ejemplo, como dijera José Martí.
Después de todo, las palabras quedan vacías sin el correlato de los hechos. ¿De que sirven las buenas intenciones si sólo quedan en eso? Dime lo que haces y te diré quién eres.
Merece la pena valorar al que te ayudó, al que agradeció tus actos, al que te avisó del precipicio. Al que estaría en la trinchera cuando estalle lo inevitable.
Son pocos, pero muy leales, los encontrarás en tu camino. A fin de cuentas, la calidad humana es lo que importa. No te lamentes por los que un soplo de ventisca se los lleva a otra parte.
Ese es su destino, naufragar en cada puerto y dejarse llevar por las palabras, nunca por los hechos.
Es mejor rodearse de personas consecuentes y poco volubles. Sencillas pero profundas. Sabias y poco lenguaraces. Y hacer todo el bien que se pueda a este tipo de personas.
Sé que no está de moda, pero es la sensatez la que debería regir nuestras vidas.
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