La libertad es como una bandera, sino se iza y no hay viento no sirve de nada.
Se puede tener libertad de pensamiento, pero si el pensamiento no se ejerce aquella no sirve de nada. Pero si piensas puedes resultar ser sospechoso de algo. Quizá no sea bien visto.
Se puede tener libertad de expresión, pero si lo que se expresa es la repetición automática de lo que otro ha dicho, no hay libertad de expresión. Pero si expresas lo que realmente tú piensas es posible que seas muy incorrecto. Estamos en la época de la postverdad y el postureo.
La libertad, dijo Sampedro, es como una cometa siempre se acompaña de responsabilidad. Por eso, la libertad no garantiza tu felicidad, pero garantiza que seas en realidad una persona. Bueno, de eso se trata ¿quién querría ser un animal o una máquina?.
La libertad es la palabra más ultrajada por todos. Todos la ponen en su boca, en sus escritos, en sus panfletos, pero nadie la respeta.
La libertad de ser, la libertad de pensar, la libertad de amar, la libertad de crear, de escribir... En definitiva la libertad de vivir.
Corren tiempos en que entregamos nuestra libertad a alguien que ni conocemos. Al bloque de cadenas, a las redes, al postureo... Firmamos la venta de nuestra vida, de nuestro tiempo y nos convertimos en un número. Y ya va siendo hora de espabilar. Aunque reconozco que esto es difícil si se está sedado.
Como dijo Unamuno: "La libertad no es un estado sino un proceso; sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamientos. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura."
Por eso, la próxima vez que alguien se burle del que estudia (los de las carreras largas nos llaman), del que pasa madrugadas leyendo (ratas de biblioteca les intitulan), del que investiga y se calienta la cabeza por vuestro bien (cerebrito le dicen), que piense dos veces quien es más libre.
Think twice: ¿qué es ser una persona?.
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