La gestión de los incentivos.

La Administración Pública, como brazo ejecutor del poder ejecutivo, despliega una serie de medidas de fomento con el objeto de orientar la actividad de los particulares. De este modo nos encontramos en primer lugar con las ayudas públicas: para el inicio de negocios, para la adquisición de vivienda o el alquiler, para la atención de los hijos y de manera más extendida, para la mejora de la enseñanza.

Todas estas ayudas públicas vienen a configurar desde un marco teorético previo un diseño social determinado, siempre que el proceso de implementación discurra objetivamente y no se produzca el bloqueo del funcionariado.

Sin embargo, comprobamos que en algunas administraciones se han venido gestionando no demasiado bien estos incentivos encontrandonos con efectos indeseados, debido a la falta de control de las medidas. Una cuestión que realmente me ha sorprendido es la del cheque libro o la ayudas para continuar en el instituto.

Hace unos años los padres se sacrificaban para que a sus hijos no les faltara material didactico y ropa para el colegio. Invertían grandes sumas de dinero en libros, algunas veces se solicitaban becas aunque no siempre llegaban. Los hijos o bien iban al instituto o bien decidían retirarse y dedicarse a un trabajo de cuello azul.

Ahora asistimos atónitos a unas ayudas que permiten a los padres destinar este dinero para su ocio personal y por otro lado, a la picaresca para la obtención de ayudas que luego se destinan a asuntos distintos de los indicados. Así es complicado llegar siquiera a la primera modernización de Andalucía.

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