La renta mínima.


El comisario de Empleo y Asuntos Sociales, Vladimir Spidla, se mostró ayer favorable a establecer en la Unión Europea una renta mínima destinada a paliar las carencias vitales de los europeos, que no puedan entrar en el mercado de trabajo. Así se evitaría la extrema pobreza.


Parece acertada esta propuesta, dado que un 16% de la población europea está en riesgo de caer en la extrema pobreza. Al tiempo debería evitarse la alta tasa de temporalidad en el empleo, los paros de larga duración y el fracaso escolar.


Uno de cada cinco europeos vive en casas de baja calidad. Hoy mismo se han producido conflictos en un desalojo en Vallecas (Madrid) y a diario comprobamos en las grandes ciudades como se encuentran las entradas del metro o de las iglesias. Ahora que se acerca el frío deberían tomarse medidas administrativas que palien, de una manera ordenada, los grandes déficits habitacionales y alimentarios de este Cuarto Mundo.


Las medidas no pueden venir dadas en forma de cheque-pobreza, sino en programas con mayor perspectiva que posibiliten incluir a más sectores de población excluida en nuestro sistema del bienestar. No se trata de ser caritativos, sino de ser solidarios, para conseguir menores tasas de marginalidad.


Comentarios