El camino de la hormiga.


Decía Levi Strauss que se debe estudiar el comportamiento humano como si de una hormiga se tratase. En realidad la disposición de cereales desde un hormiguero en línea contínua permite guiar el movimiento del insecto, tal y como al ser humano se le puede mover en un sentido u otro. Nos mueven por estímulos y percepciones, una vez clausurada la Edad de la Razón.
La ingienería social aplicada al comportamiento humano tiene grandes frutos en todo lo relativo al consumo y a la conducta humana, en la que se pueden establecer grandes lagunas de conciencia sobre la base de una repetición insistente de un mensaje. Así por ejemplo hemos asistido al mercasufragio centralizador, donde las perspectivas se reducen a dos cabezas visibles. Estas escenifican una lucha por mor de la movilización de sus clientes volátiles a costa de todos los demás que no disponen de medios para entrar en la escena. Esto reconducido de manera legal con un sistema de reparto hostil al pluralismo nos lleva a asistir a la gran consolidación de un estado mercaconsumista, donde se carece de isocracia e isegoria. Esperemos que las miles de hormigas del mundo sepan conseguir por sí mismas los cereales y aprovisionen bien el granero antes de que la gran apisonadora de la sinrazón nos aplaste.

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