La Sociedad del Diezmo

Torquemada, señores, ha vuelto. 

No se osen a organizar actos benéficos porque vendrán contadores del diezmo a cobrar el dicho canon. Se ha abierto la veda. Corren tiempos de diezmos y primicias. Cobremos pues, los portazgos a quienes atrevan atravesar nuestra puerta. Pontazgos, si quieren cruzar por nuestro puente. Sí, amigos esto es el medievo. Ha vuelto.
Digo lo anterior, no por lo que ayer contaba el Heraldo de Soria respecto de la SGAE y los niños indios. No por lo que sucediera en Almería en el acto del niño con el síndrome de Alexander. Digo semejante cosa porque hoy el alcalde de Fuentealbilla, en el caso de que quiera festejar el trébol de títulos de Don Andrés Iniesta, deberá pagar un canon. No duden que quieran bailar al ritmo de Paquito el Chocolatero, y claro, esto es una ofensa para los autores tan left de la SGAE.
No soy contrario de "el pan para el que lo trabaja", lo que de verdad me ofusca es que sea una sociedad con ánimos lucrativos quien la recaude. Digo esto, por cuanto el diario Público hace varios meses titulaba : “la SGAE es la punta de iceberg de un entramado societario”.
El Ministerio de Cultura debería de ser de "cultura" y no amparar estas incontroladas exacciones. Cierto es que autores, compositores, directores, guionistas y coreógrafos deben ser compensados por sus derechos de autor. Pero ello, no debe ser el amparo a un suculento negocio sin la menor seguridad jurídica para el consumidor.

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