Cinturón, menos agujeros.

No hace mucho me compré un cinturón, parecía de calidad. Le tuvieron que hacer un agujero extra, pues cómo sabrán no estoy dispuesto a apretármelo. No estoy dispuesto a comprimir lo que la cultura de la tapa ha creado. Y hoy, cuando estaba probando las viandas del medio día, casi me atraganto, al escuchar a un político que quería bajarse el sueldo. Sí claro, pero el gana 8020,79 euros. Mucho más que los 300 euros de quien un día le interrogó en un programa televisivo.

De modo, que si usted, señor Rajoy quiere meterse en cintura, por mí ningún problema. Pero no quiera cundir con el ejemplo en el común español que no llega a los 1500. Nuestros cinturones no son de su marca, sino de una modesta tienda de barrio. Eso sí, el mío fue pagado con dinero rentado tras honradas cefaleas.
En definitiva, voy a terminar por creerme, que todo es un artificio para alargar el cinturón de quienes ya tuvieron su provecho. Cuando menos es sospechoso. Lo que ocurre, es que las presillas de algunos pantalones no están dispuestas a más chantaje y algún día, van a reventar. Y entonces, no habra sastre que lo remedie.

Comentarios