La tendencia fiscal de los próximos meses será entre otras, la subida del tipo general del IVA al 18%. No es tan grave, comparado con el resto de países de la Unión Europea. En el contexto de una situación difícil, esa subida del impuesto indirecto, repercutirá en un descenso del consumo en las familias. La pregunta es ¿incentivará el ahorro?. A primera vista podemos decir que sí, porque gracias a los tipos reducido (7%) y superreducido (4%) quedaría fuera de esta subida el consumo inelástico. Es decir, los productos de primera necesidad. Lo que ocurre es que el gran problema es la liquidez. El dinero realizable, el de la cuenta corriente y el del bolsillo. No hay que ser adivino para asegurar que el dinero "ahorrado" se continuará destinando a otros productos. En una sociedad de consumo, es lo normal.
Es como si el gobierno, una vez dimitida la banca de su mester prestatario, quisiera inyectar liquidez a base del esfuerzo de los contribuyentes. Así, habrá pensado la Ministra, matamos dos pájaros de un tiro.Lo que ocurre, es que el pájaro del ingreso público puede no ser tan suculento, pues en estos casos suelen incrementarse las operaciones sumergidas, sobre todo, las que tributan al 16%. De modo, que otra vez volverán a hacer pagar la crisis a los consumidores finales. Y es que, la medida va por otros derroteros. La clave, es agilizar el cumplimiento del tercer y cuarto capítulo, del Título III de la Ley General Tributaria. Así, verán como el quinto se cumple por inercia.
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