Este veranillo de San Miguel

¿Por qué la gente no se mueve con la que está cayendo?

Dicen los viejos que "el veranillo de San Miguel, ni se ha perdido ni se va a perder". Las temperaturas por este incipiente otoño no suelen descender demasiado. En el corriente, se avecina una festividad del santo Arcángel especialmente caluroso, al menos en conflictividad social y laboral. Se trata de la Huelga General convocada por los sindicatos mayoritarios y que secundarán otros como CGT, CNT, así como formaciones políticas y asociaciones de diferente índole. La cuestión es que la secunden los trabajadores, y no precisamente los parados en formación.

San Miguel, además de ser la honomástica de los tres grandes de nuestra literatura (Cervantes, Hernández y Unamuno), era la fecha señalada para el cobro de los arrendamientos rústicos. Aún me consta que sigue siéndola. Pero este año, convendría ajustar otra fecha, porque el país pretende pararse por un día. Al menos lo harán: siete diputados del Congreso, varios alcaldes y concejales, muchos trabajadores del sector público y del metal, los estudiantes y los pensionistas.

Todos conocéis de sobra mi opinión sobre los sindicatos mayoritarios. Esta vez, reconozco que tienen razón, y no voy a quitársela. Era necesaria esta Huelga General y, aunque llegue retrasada, estaría bien conocer la respuesta ciudadana.

Tomaremos la muestra como un test de movilización social tras la peor crisis mundial conocida. Si la comodidad o la profunda socialización aquiescente no embarga a los trabajadores es posible que aún quede la esperanza para que sea todo un éxito. Será pues, una presunción facti vel hominis.

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