De cómo la formación puede impulsar el crecimiento.
El único haber prácticamente importante de las
personas es su tiempo, pues como dijera un sabio de nuestra cultura popular,
incluso aquel que no tiene otra cosa, cuenta con eso. El valor del tiempo es
proporcional a cómo se administre, y de esta manera cuando los recursos
escasean, es necesario proceder con esfuerzo y mesura para que, como alguien
cantara, el tiempo no fuera perdido.
El próximo día 24 se van a configurar las becas
en España, y al parecer, los universitarios van a tener que hincar más los codos,
pues para acceder a ellas se requerirán unas notas más elevadas.
Otra cosa de las que se habla estos días es la
del profesor asociado. Este tipo de docente se renueva cada año y por eso, es
el eslabón débil de la cadena formativa. Y lo es porque de alguna manera ya
tienen un trabajo externo que les permite vivir, y su presencia en el aula no
es siempre del todo imprescindible, salvando honrosos casos.
En conclusión, el mejor enriquecimiento del
colectivo universitario es el resultado de un esfuerzo de concentración.
Centrar todas sus energías, bien en formar o bien en formarse, si es que de una
vez, se quiere ir por la senda del crecimiento.
Todo es una cuestión de que cada cual se haga
responsable de su mester y así se evite que los demás tengamos que sufragar los
déficit estructurales que adolece nuestro sistema educativo.
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