El entendimento.

El monje bizantino debatía de manera acalorada, absurda y gratuita sobre lo divino y lo terreno. Nunca llegaba a nada claro con sus semejantes. Hablaban y discutían de temas tan triviales como el sexo de los ángeles o si Jesús tenía dos naturalezas.
Al final decidió hacerse ermitaño, vivir una vida solitaria y ascética, sin haber intentado siquiera un diálogo sosegado con sus compañeros. 

La cuestión no era quien tenía la razón, sino si había que discutir de aquellos temas. 

Kant acertadamente hizo estas reflexiones  "¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer?, ¿Qué me cabe esperar?  ¿Qué es el hombre?".Y el ser humano, dijo, era irrepetible. Es el mismo y sólo una vez.
La humanidad, en todos los sentidos de su vida, y a veces, sólo a veces,  pierde la perspectiva esencial.  Para encontrarla, leer y andar, como dijera Cervantes.

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