Por eso, si en un momento de tu vida crees que te fallan las fuerzas, si a tu alrededor se asestan hachazos homicidas, si piensas que el tirano ha preparado un precipio, párate y piensa. Porque dentro de ti sigue fluyendo una potencia que debes activar. Esa potencia es tu voluntad.
Fue el genial Alberto, que tanto sabía de energía, el que explicó que "Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad". Sin voluntad no hay nada.
Con esa energía no te harán falta libros de autoayuda, sesiones de coaching o videos de inteligencia emocional. Debes saber que hay relojes que funcionan con el pulso. No necesitan pilas, ni que se les dé cuerda...
La confianza en la persistencia, en la tenacidad, en el esfuerzo, en el brío, en el empuje, en la entereza, en la resilencia si es preciso, nada de eso permitirá que te quedes parado.
Como dijo aquel maestro, Don Gregorio, "En la primavera, el ánade salvaje vuelve a su tierra para las nupcias. Nada ni nadie podrá detenerle: Si le cortan las alas irá a nado; si le cortan las patas se impulsará con el pico, como un remo en la corriente. Ese viaje es su razón de ser".
Como el agua que mueve al molino, como el viento que sopla la vela... así es la energía. Haz que pase por el surco donde fluyan tus sueños, antes del último suspiro.
Después, creo que todo se confunde en el cosmos y vuelve a las estrellas. En esto último te seré sincero, nada sé, aunque leyendo a Spinoza algo intuyo...
Comentarios